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“EL PUEBLO SAHARAUI SABE LO QUE QUIERE, SABE LO QUE ARRIESGA Y ESTÁ DISPUESTO A TODO”

Crónica de la charla-coloquio, “la actitud belicista de Marruecos contra el Sahara”, celebrada en el marco de la Semana Republicana 2016.

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Esta tarde tuvo lugar a las 19.00h en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo el segundo acto programado de la Semana Republicana que, como cada año, celebramos en Oviedo con motivo del aniversario de la proclamación de la Segunda República.

Si ayer teníamos la ocasión de escuchar al historiador Ramón Piñeiro en una interesante – y muy necesaria- conferencia sobre el papel de las mujeres asturianas en la resistencia antifranquista, en esta ocasión, y continuando con la temática de lucha y resistencia, contamos con una charla-coloquio que llevaba por nombre “La actitud belicista de Marruecos con el Sáhara” y en la que tuvimos la ocasión de escuchar a Ahmed Salama, delegado en Asturias del Frente Polisario. Después de una pequeña introducción por parte del compañero Juan Luis Vallina Ariznavarreta, militante de IU en Siero y activista de la solidaridad con el pueblo saharaui, pasamos a la proyección de un pequeño video de diez minutos en el que se explicaban los orígenes y el desarrollo de los acontecimientos que culminarían con la traición del reciente Jefe de Estado -por aquel entonces- Juan Carlos de Borbón al pueblo del Sáhara.

La intervención de Ahmed, clara y contundente, pero también cargada de positividad, nos acercó a los allí presentes a la realidad que día tras día vive el pueblo saharaui desde hace cuarenta largos años. El delegado saharaui resaltó en varias ocasiones el importantísimo apoyo de Cuba a la causa, de la que dijo que “Cuba ha sido siempre, y sigue siendo, nuestro aliado más fiel”. En lo referente a la actitud de de las organizaciones españolas implicadas en la causa del Sáhara, el compañero Ahmed destacó el papel del Partido Comunista que -en sus propias palabras- “siempre nos ha apoyado y nos ha abierto muchas puertas en España”. Pero si algo cabe resaltar de su intervención es la insistencia con la que repetidas veces se refirió al papel fundamental de las mujeres saharauis en la resistencia y la lucha contra Marruecos: “las mujeres no son solo nuestras hijas, madres o esposas, son sujetos activos de la lucha en todos los frentes, desde el diplómatico hasta el armado”. Así, recalcó que una de las grandes e irreconciliables diferencias entre el Sáhara y Marruecos es la actitud y el trato para con las mujeres.

Ya en la parte abierta a las preguntas de las/os asistentes, Ahmed volvió a transmitir un mensaje esperanzador y positivo en cuanto al ánimo y las fuerzas de su pueblo del cual -contestando a la pregunta de uno de los asistentes- dijo que “jamás permitiremos que Marruecos lleve a cabo un genocidio contra nuestro pueblo, estamos preparados para hacer frente a cualquier cosa. Sabemos lo que queremos, sabemos lo que arriesgamos y estamos dispuestos o todo”.

Por último, quiso destacar la necesidad de que se celebre, de una vez por todas, el legítimo referendum acordado hace ya más de 40 años que libere al pueblo saharaui del limbo en el que lleva sumido casi medio siglo:  “Ya no nos vale que nos digan que dentro de unos meses o el año que viene, queremos una fecha exacta”.

Desde el Partido Comunista de Asturias hacemos nuestras las exigencias del Frente Polisario y exigimos que se de cumplimiento de una vez por todas al referendum del pueblo saharaui.

¡Viva el Frente Polisario! ¡Por la libertad de los pueblos!

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Pretenciones del IMPERIO

Ucrania se sale del grupo de Países No Alineados para ingresar en la OTAN. Va aclarándose el objetivo del IMPERIO (USA), y las naciones vasallas de la U.E, junto a los nuevos aliados con pretensiones imperiales. El epicentro del IMPERIO no ceja de alentar las ambiciones emergentes – que se daban ya por superadas- de los países del Este de Europa ofreciéndoles un buen bocado de la futura Rusia subyugada. Esperemos que el paroxismo de los dirigentes políticos del neoliberalismo no nos obliguen a pagar otra contribución de millones de muertos en Europa. Los “Tambores de Guerra” retumban desde el Occidente. Tenemos la obligación de despedir de la “Orquesta Belicosa” a los alentadores de la BARBARIE.

Por ANDRÉS HUERTA.

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Resolución de la Conferencia política del PCA: sobre el rescate

La aceptación por parte del Eurogrupo de la petición de rescate cursada por el Gobierno español, pone en marcha un nuevo proceso de rescate, similar al sufrido por Grecia, Irlanda y Portugal. El cambio en el mecanismo concreto y la denominación como “crédito blando” por parte del Ministro de Economía español no es más que una cortina de humo que intenta de manera desesperada pero inútil dar una imagen de normalidad absolutamente superada ya por los ciudadanos que reconocen, con razón, que estamos ante un robo a la ciudadanía, que tendrá nuevas y dramáticas repercusiones en los derechos básicos del pueblo.

La comisión establece que, de momento, la cuantía máxima será  de 100.000 millones de € (como referencia los recientes recortes en Educación y Sanidad suman 10.000 millones de €). 100.000 millones de euros es un 10 % del PIB. Este dinero debe ser devuelto al 4% de interés y esa devolución saldrá del dinero público, de manera que aumentará automáticamente la deuda del estado, actualmente estimada en el 75 % del PIB y que por lo tanto subirá inmediatamente al 85 , alejándose más aún del límite establecido del 60 % en los tratados vigentes de la UE. El sobrepaso de ese límite ya está imponiendo políticas de recortes brutales a los ciudadanos.

Puesto que la cuantía de los intereses no está consignada pasa a ser computada como déficit público que sobrepasará el límite del 5.3% establecido como objetivo para este año. A esta subida hay que añadir los “fallidos” entre el que está, por ejemplo, Bankia con 7.500 millones de euros que ya computa como déficit de este año.

Por tanto, si el rescate no modifica el objetivo de déficit para este año, el Gobierno se verá obligado a “hacer lo que tiene que hacer” una vez más, que será imponer más recortes salariales y de financiación de los sectores públicos e incrementar los impuestos, haciendo recaer una vez más el sacrificio sobre los trabajadores. Dado que ya estamos sometidos a este tipo de políticas, el Gobierno puede decir que no afectarán a los ciudadanos sencillamente porque ya es así, profundizando aún más en la actual pérdida de soberanía .

El PCA denuncia, una vez más, la lógica general de la privatización del beneficio y la socialización de la pérdida en la que estamos inmersos desde que estalló eso que llaman crisis y plantea que solo la socialización del conocimiento, la recuperación de las poderosas herramientas de análisis económico que ofrece el marxismo y la movilización social sostenida, liderada por la necesaria unidad de la clase trabajadora, podrá poner coto a este robo organizado que están pagando los más débiles.

Oviedo, 10 de Junio de 2012

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La amargura del policía alemán Hensch

Henning Hensch, un policía alemán retirado con carnet del SPD, se declara aun dolido por lo que vivió en 1999, pero, ¿a quien le interesa hoy la guerra de Kosovo, si ya nos hemos olvidado de la de Libia y preparamos la de Irán? Este jubilado de la localidad de Lütjenburg, en el extremo norte de Alemania, continúa dándole vueltas.

En 1998 fue uno de los seleccionados por el ministerio de exteriores para engrosar los equipos de observadores de la OSCE en Kosovo. En esa calidad actuó como perito en Rachak y Rugovo, dos localidades albanesas en las que su gobierno, socialdemócrata, engañó a la opinión pública escenificando dos masacres que no lo fueron. La primera guerra con participación de Alemania desde Hitler, comenzó con esas mentiras.

“Este era un país opuesto a la guerra y consiguieron que, por primera vez en más de cincuenta años, se metiera en una”, explica por teléfono Hensch, que confiesa que, “antes de esa experiencias nunca imaginé que en mi país pudiera pasar algo así, es decir que el gobierno y la prensa mintieran al unísono y engañaran a la población”.

Todavía hoy, trece años después, se confiesa “amargado” por ello. El día 15 Hensch explicó su historia en un documental de la televisión NRD. En 1999 habría sido una bomba, pero ¿hoy?

La masacre que no fue

Rachak y Rugovo son dos pueblos del noroeste de Kosovo, al sur de la capital de distrito de Pec. Con la frontera albanesa muy cerca, en 1998 la región era zona de acción de la guerrilla albanesa UCK, sostenida y financiada por la OTAN, la CIA y el servicio secreto británico.

Aquel año la UCK cometió tantos desmanes con civiles serbios, gitanos y albaneses “colaboracionistas” que su jefe local, Ramush Haradinaj, luego primer ministro de Kosovo, hasta llegó a ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra por un tribunal que era comparsa de la OTAN.

Haradinaj fue absuelto, entre otras cosas porque diez de los nueve testigos que debían declarar contra él fueron eliminados antes de que pudieran hacerlo, unos en “accidentes de tráfico”, otros en “peleas de bar”, otros en atentados. Así hasta nueve.

En cualquier caso, a principios de 1999 el ejército yugoslavo respondió con gran fuerza a aquella ofensiva de la UCK teledirigida por la OTAN, con una contraofensiva.

Cerca de Rachak y de Rugova varias decenas de guerrilleros albaneses cayeron en emboscadas ante el ejército. Hensch estuvo allí. Vio a los guerrilleros muertos con sus armas, carnets y emblemas de la UCK cosidos en sus guerreras. En Rugovo, los yugoslavos juntaron los cadáveres en el pueblo y los observadores de la OSCE hicieron fotos.

“Esas fotos, convenientemente filtradas de todo rastro de armas y emblemas de la UCK, hicieron pasar lo que fue un enfrentamiento militar con grupos armados, por pruebas de una masacre de civiles”, dice Hensch. “Ambos bandos cometían exactamente los mismos crímenes, pero había que poner toda la responsabilidad sólo sobre uno de ellos”, dice el policía jubilado.

El 27 de abril el entonces ministro socialdemócrata de defensa alemán, Rudolf Scharping, presentó en rueda de prensa aquellas fotos en las que se veía los cadáveres de los guerrilleros amontonados en el papel de civiles inocentes masacrados.

Al día siguiente, el diario Bild publicaba una de ellas en portada con el titular: “Por esto hacemos la guerra”.

Cambiar un consenso pacifista

La generación de Hensch estaba cansada de guerras. Hasta los años ochenta en la sociedad había un enorme consenso pacifista, algo que atravesaba incluso a los partidos de la derecha y por supuesto al SPD, el partido de Hensch.

“Teníamos una guerra terrible a nuestras espaldas y decíamos “nunca más”, así fuimos socializados”, recuerda Albrecht Müller, antiguo funcionario de la administración de Willy Brandt, que desempolva el programa de su partido de diciembre de 1989:

“Nuestra meta es disolver los bloques militares mediante un orden de paz europeo”. El hundimiento del bloque del Este reduce el sentido de las alianzas militares e incrementa el de las alianzas políticas (…) se abre la perspectiva para un fin del estacionamiento de las fuerzas armadas americanas y soviéticas fuera de su territorio en Europa”.

“El Bundeswehr tiene que limitarse exclusivamente a la defensa del país”. Desde la guerra contra Yugoslavia ese estado de ánimo se ha cambiado por un nuevo catálogo: El uso del ejercito es posible sin haber agotado los escenarios de negociación, la OTAN puede ser utilizada fuera de su área, el Bundeswehr ya no limita su función a la defensa del país, sino que puede usarse en Kosovo o en el Hindukush, y el ejercito puede utilizarse para proteger las rutas comerciales, el abastecimiento de materias primas, explica.

Para cambiar ese consenso nacional la OTAN, el gobierno de socialdemócratas y verdes (1998-2005) y los medios de comunicación, se tuvieron que emplear a fondo.

El “Media Operation Center” de la OTAN dirigido por el infame Jamie Shea, fue una fábrica de mentiras, que los periodistas retransmitían. Shea, un hombre deshonesto, decía que el truco era, “mantener a los periodistas lo más ocupados posible, alimentándoles constantemente con briefings, de tal manera que no tengan tiempo para buscar información por si mismos”.

Años después Shea dijo que, “si hubiéramos perdido la opinión pública alemana, la habríamos perdido en toda Europa”.

Fabricar la versión del conflicto

El relato del conjunto de la guerra en los Balcanes se basó en una fenomenal sarta de mentiras, amnesias y omisiones. Primero los croatas, luego los bosnios y finalmente el UCK, utilizaron los servicios de la misma empresa de relaciones públicas norteamericana, Ruder Finn, que entre los años sesenta y los noventa había sido contratada por Philip Morris para enturbiar la evidencia de los nocivos efectos del tabaquismo. La opinión pública europea fue intoxicada.

Como hoy se conoce perfectamente, antes de la intervención de la OTAN no había en el conflicto de Kosovo la “catástrofe humanitaria” que las potencias se inventaron para intervenir, sino una violencia que en 1998 partió de la UCK y a la que el ejército yugoslavo respondió con la misma violencia, explicaron miembros del equipo de la OSCE como el general alemán retirado Heinz Loquai y la diplomática estadounidense Norma Brown en el documental de la cadena de televisión alemana “Es began mit einer Lüge” (comenzó con una mentira).

Los medios alemanes ignoraron tres datos fundamentales: la tradicional hostilidad de su país hacia Yugoslavia, que medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Der Spiegel y Die Welt consideraban una “creación artificial”.

El hecho de tanto croatas como bosnios musulmanes, liderados en los noventa por dirigentes de la misma calaña que Milosevic, habían sido aliados de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y partícipes, junto con los alemanes, del genocidio de un millón de serbios desencadenado entonces por los nazis.

Y en tercer lugar, la naturaleza ilegal de las acciones militares de la OTAN desde el punto de vista de la ley internacional. El ministro de exteriores verde Josef Fischer comparó a “los serbios” con los nazis y al conflicto de Kosovo con Auschwitz, comparaciones que el General Loquai califica de monstruosas, “espacialmente en boca de un alemán”. Algunas de las mentiras concretas y puntuales fueron las siguientes:

Mecanismo con futuro

El ministro de defensa Rudolf Scharping dijo antes de la intervención que los serbios habían matado a 100.000 albaneses en Kosovo. La realidad es que se contabilizaron entre cinco mil y siete mil, entre muertos y desaparecidos, todos los bandos juntos e incluidas las víctimas de bombas de la OTAN.

-Scharping suscribió la leyenda del “plan herradura” de Milosevic: rodear a la población albanesa y deportarla antes del inicio de los bombardeos. Mencionó la “expulsión de millones” y “400.000 refugiados” albaneses antes del inicio de la operación de la OTAN.

La realidad fue que para verano de 1999, a las pocas semanas de la ocupación de Kosovo por la OTAN, 230.000 serbios, montenegrinos, gitanos y albaneses “colaboracionistas” fueron expulsados de Kosovo mientras en la región había 46.000 soldados de la OTAN, es decir uno por cada cuatro expulsados.

-Pueblos que habían sido destruidos después de iniciada la guerra por la OTAN se presentaron como destruidos antes, como incentivo para iniciarla.

-Se ocultó que la miseria de los refugiados albaneses y su estampida también era consecuencia de los ataques de la OTAN.

-Scharping informó del inexistente “campo de concentración” de Milosevic en el estadio de Pristina con “varios miles de internados”. Diez años después, el ministro dijo que sólo eran “sospechas”.

-Se informó falsamente de “cinco dirigentes albaneses” ejecutados y de “veinte profesores” albaneses fusilados antes sus alumnos.

Todo ello se hizo para justificar más de 6000 ataques de la OTAN sin mandato de la ONU cuyo sentido era demostrar que la OTAN tenía razón de ser y aprovechar las violencias –agravadas por la intervención de las potencias – para disolver Yugoslavia, un estado anómalo en el nuevo orden europeo posterior al fin de la guerra fría. Ningún político y medio de comunicación se ha disculpado y la misma constelación actúa, y está preparada para actuar, en los conflictos del presente y el futuro.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20120131/54247835488/la-amargura-del-policia-aleman-hensch.html

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Intervención del PCE en el 13º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros

Intervención del camarada Juan de Dios Villanueva
Atenas, 9, 10 y 11 de diciembre de 2011

Queridos camaradas, queridas camaradas:

En primer lugar, en nombre del Partido Comunista de España, queremos expresar nuestra felicitación al Partido Comunista de Grecia por la organización tan eficaz que está realizando en el 13º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros.
Queremos mostrar igualmente nuestra solidaridad y apoyo a la lucha del KKE junto al pueblo y la clase trabajadora griega en esta fase de recrudecimiento de la ofensiva capitalista contra la clase obrera en general: la posición del KKE en la situación de Grecia ha demostrado una vez más que este Partido está a la altura de las circunstancias en cada momento histórico.

Ha pasado un año desde el 12º Encuentro, celebrado en Sudáfrica, y todos los problemas, de los que hablábamos, derivados de la crisis capitalista, los peligros que acechan a la Humanidad, no han hecho más que acentuarse.

Nuestro país, España, está en el ojo del huracán de la ofensiva neoliberal contra la clase trabajadora y contra la propia democracia. Desde Mayo de 2010, se han sucedido los siguientes hechos en España:

  •  Rebaja de salario de los empleados públicos.
  • Congelación de las pensiones.
  • Aumento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).
  • Abaratamiento del despido.
  • Aumento de la edad de jubilación.
  • Subida del precio de productos y servicios básicos.
  • Privatización de empresas y sectores públicos.
  • A lo anterior hemos de sumar el dato de que España es el único pais de la OCDE en el que, entre 1995 y 2006 (la etapa de crecimiento económico), los salarios perdieron poder adquisitrivo (más de un 4%).
  • Reforma constitucional, pactada entre la socialdemocracia y la derecha política, con la finalidad de limitar el volumen de gasto público y priorizar el pago de la deuda pública a la gran banca internacional.

Estas agresiones se han desarrollado en un marco social definido por un total de cinco millones de desempleados. Los comunistas somos conscientes de que detrás de estos números hay verdaderos dramas humanos: en estos días, 1.200.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro, y más de un millón de desempleados carecen de cualquier prestación o ayuda.

Todas estas medidas y datos desastrosos son consecuencia de las políticas neoliberales aplicadas por el Partido Socialista (PSOE), unas políticas que continuarán llevándose a cabo, tras las elecciones generales del 20 de noviembre, por la triunfante derecha del Partido Popular, pues el PP y el PSOE comparten el mismo modelo económico, y el mismo proyecto europeo neoliberal, emanado de los acuerdos de Maastricht, y posteriormente concretados en los correspondientes Tratados europeos.

En las mencionadas elecciones del 20 de Noviembre, el proyecto político del PCE (Izquierda Unida), ha multiplicado por casi seis el número de diputados en el Parlamento, y aumentado el número de votos de forma importantísima (poniéndose en camino a obtener dos millones de votos).

Este resultado es la consecuencia de la apuesta de los comunistas españoles por un proyecto de la izquierda plural, un programa anticapitalista y un discurso alternativo, fruto, entre otros, de la puesta en marcha de la Alternativa Social Anticapitalista, emanada del Partido Comunista de España. Es también consecuencia de los años de resistencia, perseverancia y coherencia, de apuesta por la movilización social, y denuncia de un modelo de crecimiento basado en la especulación y no basado en la producción de bienes y servicios.

Tras las elecciones del 20 de Noviembre, el PCE ha renovado su apuesta por redoblar esfuerzos en la lucha económica, social, cultural y solidaria:

  •  El PCE, en su apuesta por la paz, intensifica su movilización contra la OTAN, las bases militares norteamericanas, el nuevo escudo antimisiles, y las injerencias y agresiones imperialistas que hemos vivido este año, y que se están preparando contra otros pueblos.
  • El PCE considera el apoyo a la Revolución Cubana como el elemento central de su política de solidaridad internacional.
  • El PCE seguirá apoyando la lucha del pueblo saharaui y de su legítimo representante, el Frente POLISARIO, por el reconocimiento pleno y universal de la República Árabe Saharaui Democrática.
  • El PCE continuará exigiendo y luchando por el derecho del pueblo palestino a su propio Estado.

Saludamos el proceso que se está viviendo en América Latina de construcción de alternativas al neoliberalismo, de afirmación popular y de reivindicación de la soberanía.

En otro orden de cosas, el PCE considera que la lucha contra el capitalismo debe ir aparejada a la lucha contra el patriarcado; la plena igualdad no se consigue si no se entra también en la lucha por nuevos valores, por la igualdad real en el ámbito de lo privado. El socialismo y la revolución deberán tener también rostro de mujer.

Camaradas:

El PCE seguirá apostando en su participación en foros unitarios (regionales o mundiales), de las fuerzas progresistas, antiimperialistas o antineoliberales). El PCE considera que ello no es contradictorio con la existencia de un foro para la reflexión, coordinación y construcción de la alternativa comunista; para ello, creemos que es necesario seguir fortaleciendo el papel del Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros.

Creemos en el comunismo, y en el papel vital de los partidos comunistas como instrumento al servicio de la clase obrera. Hemos ganado en estos años importantes debates internos frente a los intentos liquidacionistas. El próximo día 18 de Diciembre conmemoramos en un importante evento en Madrid el 90º Aniversario de la constitución del Partido Comunista de España.

Estáis todos invitados.

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13º encuentro internacionel de Partidos Comunistas y Obreros

¿Cuándo?: Viernes, 9 Diciembre, 2011 (Todo el día)
¿Dónde?: Atenas (Grecia)

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El PCA mira con ilusión hacia América latina y el caribe

El Partido Comunista de Asturias mira con ilusión hacia América Latina y el Caribe. La recién nacida Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), integrada por 33 países, ha concluido con la llamada “Declaración de Caracas” que hace alusiones al combate contra el imperialismo y a la defensa de las comunidades indígenas y locales.

Se establecen en el documento como acciones futuras inquebrantables “el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza como modelo de relaciones entre países, el respeto a la autodeterminación, el respeto a la soberanía, el respeto a la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada país, la protección y promoción de todos los derechos humanos y de la democracia”, entre otras.

Los 33 países se han comprometido a que la CELAC “avance en el proceso de integración política, económica, social y cultural de Latinoamérica”.

Han expresado también su enérgico rechazo al bloqueo económico al que Cuba está sometido por los Estados Unidos desde 1962, reclamando al Gobierno estadounidense que ponga fin al mismo ,por ser contrario al derecho internacional y en cumplimiento de las sucesivas resoluciones de condena aprobadas por la Asamblea General de la ONU.

Por tanto, el PCA apoya el proceso de unidad que para los pueblos del Sur americano representa la conformación de la CELAC,convencido de que marcará el inicio de un nuevo modelo de relaciones para todo el continente. En las que primen la soberanía y el respeto mutuo entre países, frente a la politica intervencionista de carácter neocolonial que históricamente los EEUU han diseñado para controlar política, económica y militarmente la región.

¡Que viva la lucha de América Latina!

Secretaria de solidaridad internacional del PCA

Secretaria de comunicación del PCA

Francisco de Asís Fernández Junquera - Secretario General del PCA
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Revueltas árabes y revoluciones latinoamericanas

Respuesta a un artículo de Sami Nair

Es bien conocida la ya antigua tentación a la que suelen sucumbir no pocos intelectuales de izquierdas europeos de dar lecciones de coherencia y buen hacer revolucionarios a los revolucionarios latinoamericanos, incluidos los intelectuales, que, además de escribir, van llevando a cabo como pueden los procesos de transformación social en sus propios países y cambiando, en la práctica, su realidad política, económica y social. Sucedió así desde hace mucho tiempo con Cuba y hoy sucede otra vez con Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Argentina o Nicaragua de formas y maneras tan diversas como las realidades y procesos de cada uno de estos pueblos.

Lo cierto es que a principios de septiembre ha tenido lugar en Buenos Aires un coloquio internacional de intelectuales de izquierdas y tal parece que a la parte europea que lo auspiciaba se le fue de las manos de alguna manera, al encontrarse con una mayoría de intelectuales latinoamericanos “adultos”, con opinión formada no coincidente con la suya y, al parecer, inmunes al peso del “glamour” y la “grandeur” de la “intelligentzia” europea, tenidos como argumento de autoridad.

En efecto, cuenta Sami Nair, uno de los asistentes europeos al coloquio bonaerense, (“El País”. 13.10.11, p.29), que sus posiciones allí, acerca de los acontecimientos sobrevenidos en el mundo árabe, particularmente, parece, su defensa de la intervención militar contra Gadafi, fueron atribuidos por algunos a “ingenuidad” o incluso casi a “complacencia” con los intereses imperialistas. No es cuestión ahora de dilucidar acerca de la naturaleza de las opiniones de Sami Nair  pero sí, desde luego, de su carácter eurocéntrico que incurre, como decía, en esa querencia por repartir lecciones de revolución bien entendida a los pueblos del “Tercer Mundo”, particularmente a los latinoamericanos, a los que el profesor Nair llega a llamar ignorantes, maniqueos y obcecados “para explicar” la discrepancia con sus propias opiniones por parte de sus contertulios de la otra parte del Atlántico.

Quienes no hemos estado presentes en el coloquio de Buenos Aires no podemos pronunciarnos sobre la solvencia argumental de los interlocutores latinos del Sr. Nair, pero ello no nos impide tomar postura sobre el artículo que éste publica en “El País” y valorarlo como un texto excesivamente esquemático, poco riguroso y plagado de contradicciones.

Así, el artículo llama “revoluciones” bien a revueltas que, de manera incompleta y manteniendo la tutela de poderes fácticos han sacudido regímenes, modificando sólo el modelo político que había y derrocando gobernantes, pero manteniendo la estructura de las formaciones económico-sociales existentes, o bien a guerras civiles que han cursado además con intervención militar extranjera. Pero, enseguida, proclama con respecto a tales realidades justo lo contrario: que “querer encerrarlas en una definición que les daría la patente de revolución” es una prueba de pedantería y un insulto -dice- a los pueblos que las protagonizan.

Luego, tras una innecesaria pirueta histórica que le lleva a diferenciar los acontecimientos del mundo árabe nada menos que de la Revolución Francesa de 1789, de la Revolución Rusa y de la Revolución Cultural China, tal vez por mor de argumentar su tesis de que las revoluciones no necesitan partidos ni vanguardias, se entrega a una comparación de los conflictos dados en varios países árabes con los procesos acaecidos en Europa del Este tras la caía del muro del Berlín.  Comparación no sólo anacrónica e impropia desde los puntos de vista político, socio-económico, cultural e incluso antropológico, sino además muy triste. Desde luego, si además de árabe fuese musulmán, le pediría a Alá que no dejara a nuestros pueblos hundirse en el imperio de las nuevas mafias en la corrupción, en el paro galopante, en el desplome de la protección social ( ni sanidad ni educación gratuitas, ni guarderías públicas, ni residencias de mayores, etc) en la eclosión de la mendicidad, en la prostitución infantil, en la nueva dependencia militar de la OTAN y los EE.UU…

Por lo demás, la mezcolanza de situaciones y la mixtificación de explicaciones se enseñorea de un artículo que pretende acuñar el concepto de revolución  árabe sin abordar ni de lejos con un mínimo de rigor las diferencias entre los casos de Tunez y Egipto, sus orígenes, sus procesos y sus actores. Mucho menos entre estos países y Libia, donde se desemboca en una guerra que habrá que explicar por otras razones diferentes al filantrópico altruismo de la OTAN (¿o resulta que ahora en Libia no hay petróleo?). Sin referirse a Siria más que para abominar de su infame mandatario y lamentar la inhibición de la “Comunidad Internacional”. Sin decir ni palabra de Argelia o de Marruecos donde las movilizaciones, por ahora, se quedaron en nada. ¿Por qué? ¿Y qué sucede con Arabia Saudí, Kuweit, Iraq, Los Emiratos, etc..? ¿O estos no son árabes? ¿O la “revolución árabe” no es tan árabe? ¿ Por qué?

Sami Nair, tan indignado frente a los “prejuicios” de la izquierda latinoamericana, incurre, en cambio, en uno típico de la izquierda “moderna” -o posmoderna- europea  cuando dedica aproximadamente la cuarta parte de su extenso artículo a vapulear al ya depuesto Gadafi, como para dejar patente y singular constancia de su independencia de criterio que, a mayor abundamiento, refuerza hablando de “la trágica inhibición de la Comunidad Internacional en Siria” frente a “los crímenes bárbaros de la soldadesca de Assad”. ¿Por qué buscar precisamente ese paradigma? ¿Es que Israel, por ejemplo, que comparte espacio geopolítico, no comete “crímenes bárbaros” con los palestinos? ¿No existe ahí “inhibición” de la Comunidad Internacional”? ¿ O es que resultaría políticamente incorrecto motejar de “soldadesca” al Tsahal israelí?. Además, utilizar acríticamente el concepto de “Comunidad Internacional” es simplemente hacerse eco de un camelo al uso para justificar intervenciones imperialistas remitiéndose a un ente o categoría “superior”, como antaño pudo haber sido “Dios”, “la Patria”, “el Ideal” o lo que fuera.  Hay un orden mundial con un polo hegemónico que posee sus intereses y, enfrente, hay otros intereses. Los vetos en el Consejo de Seguridad de unas Naciones Unidas, por cierto nada democráticas, que determinan unas u otras “inhibiciones”, provenientes bien de los EEUU o bien de Rusia o China, no son sino la expresión de intereses geoestratégicos contrapuestos de grandes potencias que hacen que el mundo no sea hoy, como no ha sido nunca, ninguna “Comunidad”.

Así  las cosas, ¿Cómo no iban a pensar en “complacencias” con los intereses estadounidenses o europeos los interlocutores latinoamericanos de Buenos Aires?. Si en el texto que estamos comentando se prodiga una injustificable justificación de la agresión extranjera, que define la intervención de la OTAN como realizada “bajo mandato de la ONU” y “en un marco perfectamente limitado”, refiriéndose luego a los conocidos intereses neocoloniales de Francia y Reino Unido que afortunadamente -dice- habrían visto como se impedía su intervención en solitario. O sea, como si el resto de potencias agresoras, empezando por los EEUU y terminando por España, con sus F-18,  no tuvieran sus propios intereses y no hubiesen cooperado además con los franceses y británicos, que ciertamente no habrían combatido solos sino bien arropados.

Por otra parte,  además de inconcebible resulta patético decir que la intervención aeronaval extranjera ha salvado de una posible “masacre segura”  a “poblaciones civiles” cuando está perfectamente documentada la masacre -esa sí que segura- producida por los bombardeos de la OTAN con centenares de muertos, incluidos niños, y alcance de innumerables objetivos civiles, incluidos hospitales.

Por tanto e independientemente de su intención sobre la que evidentemente no es pertinente juicio alguno, lo cierto es que textos como el de Sami Nair contribuyen como ingredientes a componer un campo de cultivo ideológico favorable a otras intervenciones contra Estados soberanos de Latinoamérica o de cualquier lugar del mundo que, con mayores o menores transformaciones sociales en su interior y posturas antiimperialistas, son continuamente denostados, calumniados y amenazados por el “pensamiento único” y sus voceros, los medios de comunicación del “stablishment” global.

De otro lado, pretender, como hace Sami Nair que la extensión del integrismo islámico se debe a los Gadafi, Mubarak, Ben Alí, El Assad y Saleh, deja estupefacto a cualquier lector mínimamente informado. Primero por su arbitraria parcialidad excluyente. ¿Por qué esos señores y no Mohamed VI, el rey Saudí o las autoridades argelinas?. Pero, sobre todo porque es público y notorio el papel de los “servicios” occidentales a la hora de orquestar, nutrir, financiar y organizar la eclosión y consolidación del integrismo musulmán desde el final de los años setenta como baluarte y profilaxis

frente a la posible implantación o extensión de modelos socialistas o antiimperialistas en el mundo árabe. Otra cosa es que la iniciativa se haya ido de las manos y que el engendro se haya vuelto, con el tiempo, contra sus pergeñadores en una especie de réplica oriental a la fenomenología del espíritu hegeliana, en la que el criado trata de sobreponerse a su señor, en este caso aniquilándolo y no desde alfombras voladoras, sino con grandes aeronaves que convierten el World Trade Center en la zona “O”. Y con más tiempo, (¡hay que ver!) más allá de sus principescos cabecillas, resulta que, integristas y todo, las masas del fundamentalismo son pobres, identifican primariamente a sus enemigos y la lógica de la lucha de clases asoma como puede la patita, rompiendo, a veces, la costra superestructural y retrógrada del integrismo religioso. Qué le vamos a hacer, la historia es así de tozuda y al propio tiempo, compleja y poco dada a dejarse encerrar en esquemas dogmáticos.

Sin embargo, el artículo que comentamos llega a la apoteosis del despropósito cuando alude a unos hombres, mujeres y niños sublevados en el mundo árabe, tan conscientes e instruidos ellos, tan formados políticamente y que lo tienen todo tan claro que, los pobres, hubieran preferido, así, en un acto de rotunda voluntad y matizada opción, “encontrar a su lado los símbolos de la revolución latinoamericana”, en lugar de tener que “aplaudir a Sarkozy y a Cameron”. Pero ¿ De qué está hablando? ¿Podría identificar un beduino de Tobruk dónde queda Nicaragua? ¿ Sabe un mercader del zoco de Hammamet quién es Evo Morales? ¿Les suena a los ciegos de El Cairo la “operación milagro” de los médicos cubanos en la Venezuela de Chávez? ¿Cómo se puede caer en un subjetivismo tan alejado de la realidad, en un argumento tan sensiblero y demagógico? Y, militarmente, en el caso de Libia que es el único que parece importar verdaderamente a Sami Nair, ¿De qué hubiera valido el apoyo moral latinoamericano a los insurgentes sin el napalm y las bombas -racimo de la OTAN?

Finalmente, en algún lugar del artículo de Nair, se reconoce que los “pueblos exangües” del Magreb tendrán que “pagar a tocateja”  ciertas “ayudas” recibidas y que “hay riesgo de que se establezcan nuevas formas de dominación neocolonial”. Pues bien eso es lo que temen precisamente los revolucionarios latinoamericanos y que las nuevas formas de dominación recaigan sobre sus pueblos, abortando sus propios procesos revolucionarios. Por eso no están dispuestos a comulgar con ruedas de molino. Algunos europeos, tampoco.