Sobre la educación infantil

La Ley Orgánica 2/2006 de Educación reconoce la Educación Infantil como una etapa educativa desde los 0 a 6 años, ordenada en dos ciclos: primer ciclo, 0 a 3 años y segundo ciclo, de a 3 a 6 años, estableciéndose el carácter educativo de ambos ciclos.

En Asturias, en el año 2002 se empezaron a crear las primeras Escuelas Infantiles de 0 a 3 años, a través de Convenios de colaboración entre la Consejería de Educación y los Ayuntamientos, como una forma inicial y transitoria de implantación, pero pendiente de definirse un modelo de gestión más adecuado. Más de catorce años después, es el momento de dar pasos y asumir que el ciclo 0 a 3 debe tener el mismo reconocimiento que el resto de ciclos y etapas educativas, y que la gestión debe ser asumida por la administración que tiene la competencia en materia educativa, la Consejería de Educación. Sería la única manera de poder garantizar este servicio y de poder llegar a convertirlo en un derecho, de abordar, de forma progresiva, su universalización y gratuidad, de establecer condiciones homogéneas tanto en los requisitos de acceso como en las condiciones laborales de su personal, etc.

En cambio, sin que se haya avanzado en este sentido, se pretende ahora seguir dando pasos en falso, fragmentando el ciclo 0 a 3 años y poniéndolo en serio peligro: según declaraciones en prensa del Consejero de Educación, se está valorando la utilización de espacios vacíos en colegios de segundo ciclo de infantil o de primaria para que los niños y niñas de 2 a 3 años que hayan quedado en lista de espera, puedan tener plaza. No importan los principios educativos y pedagógicos, los espacios adecuados y adaptados, las necesidades específicas de estas edades… Sólo importan los números (rebajar listas de espera), las estadísticas (aumentar los porcentajes de escolarización en este tramo) y el ahorro o escaso gasto económico. Y no importa que estemos hablando de educación pública y del bienestar de los niños y niñas…

Por eso, nuestra oposición rotunda a experimentos y chapuzas irresponsables de este tipo, y nuestra exigencia de que la bajada de natalidad y la disposición de espacios libres en los colegios públicos se utilice para rebajar las ratios actuales, para mejorar los equipamientos y recursos necesarios (bibliotecas, salas de ordenadores, laboratorios, comedores adecuados, ….) y para mejorar, en definitiva, la calidad de la educación pública.

Juana Llana

Umbela Sánchez

Cristina González