La libertad

“Tu libertad termina, donde empieza la mía”. Una frase elegante, bonita, con enjundia, e ingeniosa, que es aceptada sin reparos. Pretende ser determinante- sin concretar contenidos que expliquen dónde comienza la “libertad” de cada uno y dónde termina- como si la parcela de “libertad” no tuviera nada que ver con la posición social que ocupa cada ciudadano, como si fuera de un disfrute igualitario: como si la “libertad” del oprimido fuera igual que la del opresor, como si la del terrateniente fuera igual que la del bracero o el campesino, como si la del oligarca fuera igual que la del ciudadano, como si la del invadido fuera igual que la del invasor, como si la del trabajador fuera igual que la del amo o patrón.

NOTA: Es una frase muy socorrida y utilizada la derecha y sus mentores, muy aficionados a la utilización de generalidades, cuyo fin es ocultar el significado.

 

Andrés Huerta.