De corruptelas, corruptores y engranajes de poder
De corruptelas, corruptores y engranajes de poder:
Mientras la nación se desangra sometida a las medidas de austeridad en que se traducen las opciones políticas del partido gobernante, asiste ésta espantada al insólito espectáculo de la difusión mediática de los pormenores de una trama corrupta mediante la que sus cúpulas se habrían repartido sobresueldos no declarados por importe de miles de euros mensuales durante más de veinte años.
Dirigida por quien fuera gerente, y después tesorero, del Partido Popular, durante tan dilatado periodo, dicha trama habría distribuido entre sus cuadros rectores ingentes cantidades de dinero procedentes de comisiones ilegales pagadas por grandes empresas; así como, de generosas donaciones privadas y anónimas.
Tras más de un lustro de sistemática y persistente propaganda en favor de la inevitabilidad y necesidad de adoptar las durísimas medidas que, desde el punto de vista social, venimos los españoles padeciendo, y aferrado el mencionado partido a la mayoría absoluta a que le condujera el descrédito de su pretendida, y ficticia, alternativa partidaria al poder, descubrimos, atónitos, la existencia de un sistema perfectamente orquestado de captación ilegal y continuada de fondos dirigidos a engrosar los bolsillos de quienes tienen sobre sí la responsabilidad de gobernarnos, gestionando el patrimonio común en tiempos de marasmo económico.
Ante unos hechos tan repugnantes como estos, protagonizados por quienes apelan, precisamente, a la unidad de todos frente a los estragos de nuestra rampante pauperización, depositando todo el peso, sin embargo, sobre los débiles hombros de quienes concurren diariamente a malvender su fuerza de trabajo, o a emplear, con exiguos resultados, sus propios medios, y aun en los estratos de las pequeñas y medianas empresas dependientes del consumo masivo nacional, imposible nos sería minusvalorar la importancia de hechos tan deleznables.
Obligado es, sin embargo, tratar de sortear posibles equívocos, señalando la verdadera naturaleza, magnitud y alcance, no ya moral sino propiamente político, de cuanto constatamos asqueados acontece en la entraña misma de la institución detentadora de la dirección del estado; pues no son tales acontecimientos sino la espuma visible de un mar de fondo alimentado por la más atroz, y vulgar, voluntad de apropiación de lo por otros producido: alimentado por la más despiadada carrera por la acumulación mediante la explotación del hombre por el hombre.
Obvio es que tras toda corruptela ha de alentar un corruptor y bien evidentes son, en este caso, los marionetistas que sostienen nuestra farsa, pues de aquellos estratos del gran capital hispano más dependientes de la administración y sus facultades propias se trata; constituidos ellos, principalmente, como sabemos, por las grandes empresas constructoras.
Nos las habemos pues con un caso particularmente claro de ajuste entre las prácticas de un partido de gobierno, necesitado de estímulos económicos con que alimentar la “vocación” de sus abnegados “servidores públicos“, y las propias de significadas representantes del gran capital español necesitadas, a su vez, de lubricante con que engrasar los conductos por que circulan las órdenes y decisiones administrativas, así como las informaciones privilegiadas, en virtud de las cuales mantener sus posiciones competitivas en determinados segmentos de mercado que de otro modo les serían inaccesibles, caerían en manos de la competencia, o podrían hacerlo, en todo caso.
En medio, millones de trabajadoras y trabajadores asalariados, autónomos, funcionarios, y aun pequeños y medianos empresarios subalternados a las grandes empresas y dependientes del consumo de las capas inmensamente mayoritarias de la población nacional, suministrando a un precio progresivamente creciente, como hace el Sol con la marejada, la energía necesaria para mantener el proceso en movimiento, así como los medios con que engrasar, corruptoramente, la maquinaria estatal sobre cuya violencia organizada y monopólica se sostienen y a cuyo auxilio recurren, de convenirle, en su incansable persecución del beneficio de un puñado, las corruptoras y corruptas empresas aludidas, como podrían recurrir, y hacen, en otros casos, a la investigación, la publicidad, la estafa o el soborno.
En tales circunstancias, la Agrupación local de Mieres del Partido Comunista de Asturias, manifiesta, en primera instancia, su repugnancia ante los hechos de todos conocidos acerca de las supuestas prácticas corruptas acaecidas en el Partido Popular, demandando de la ciudadanía la exigencia hacia las autoridades de la más profunda depuración de responsabilidades políticas y penales por tales hechos; al tiempo que denuncia, de igual modo, el engranaje entre los intereses particulares del partido gobernante y ciertas preeminentes empresas representativas de las fracciones dominantes del capitalismo español; señalando, a su vez, la consustancialidad de dichas prácticas a un sistema en que confluyen los intereses particulares de empresas estrechamente vinculadas a la administración y necesitadas de ganar posiciones en su lucha competitiva; y unos partidos políticos turnantes puestos a su servicio y que anhelan los medios con que sostener sus inmensos aparatos de propaganda, sus redes clientelares, así como la, al parecer, frágil voluntad de “servicio público” de quienes gestionan políticamente la perpetuación de las condiciones de la explotación capitalista en nuestro país.
Agrupación local de Mieres del Partido Comunista de Asturias.